Capítulo
5 "Vamos a Idhún"
Ese día
estaba siendo muy raro. Primero Kimara me visitaba en el colegio y ahora Jack
nos lleva a Erik y a mí hacer carreras.
Si piensa que me voy a transformar en shek para jugar con ellos dos, lo lleva
claro. Pero cuando llegamos a aquel lugar todo me dio igual.
Había más sheks allí, había tres exactamente. Una hembra grande y elegante, y dos machos jugando entre ellos. Según mi padre los sheks no se comportaban así, eran serios y no jugaban con… dragones. Pero había más, estaban dos duendes y un hada revoloteando por el aire. Y al otro lado había una varu. ¿Por qué están aquí?
-Chicos estos son habitantes de Idhún. Se marcharon después de que nosotros lo hiciéramos. Quería que los conocierais para que os vayais acostumbrado a sus personalidades, ya que poco estaréis con gente como ellos.
De repente me temblaron las piernas, ¿Iba a ir a Idhún? Jack lo sabía y no nos lo había contado.
-¿Entonces no hay carreras? – preguntó Erik. ¿Eso es lo único que pregunta en este momento?
Pero la shek le respondió de forma telepática, de manera que todos la oímos. – Cuando quieras dragón. Vas a saber lo que es volar rápido.
Pero Erik aceptó encantado. Mientras tanto tenía muchas preguntas que hacerle a Jack. Estaba esperando a que le dijese algo porque en cuanto abrí la boca me dijo:
- 1. Si, vas a ir a Idhún. 2. Como le digas a tu madre que os he dicho algo me la cargo por lo que os la cargareis vosotros. Y 3. Ten paciencia.
Lo primero que hice fue abrazar a Jack. Él no se lo esperó porque se quedó un rato sin reaccionar. Estuvimos con aquellas criaturas de Idhún al menos unas tres horas. Pude hablar con todas ellas, habían decidido seguir al último y al último dragón. Pero los sheks siguieron a mi padre. Por haberse unido a la resistencia, valoraban mucho lo que él había hecho por los sheks de Idhún. Todos ellos habían aprendido nuestro idioma, aunque a algunos les costó más que a otros.
Cuando volvimos casa, a Jack se quedó de piedra. Habían llegado mis padres un día antes de lo previsto. Pero no le dio tiempo a pensar porque mi madre se abalanzó sobre él para abrazarlo y besarlo. Miré en el interior del salón y ahí estaba mi padre, cuando nuestras miradas se cruzaron me dedicó una sonrisa y salí corriendo para abrazarle.
-Te he echado de menos, criatura.- pero ahí no acababa la cosa. Asi que me susurró: - sé que andáis haciendo por las tardes, y sobre ese tema de historia ya hablaremos.- pero me sonrió y me abrazó más fuerte. ¿Cómo se había enterado? Espera, lo olvidaba. Mi padre siempre se entera de todo.
Me di la vuelta y abracé a mi madre tan fuerte como pude, solo se habían ido una semana pero yo les había echado mucho de menos. Erik se unió a nuestro abrazo y luego entre él y Jack me hicieron un sándwich humano, me estaban apretando tan fuerte que me estaba quedando sin respiración. Pero esos son los abrazos que más me gustan, los familiares.
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